Cerró la puerta dejando afuera el smog casi tangible.
- Hoy encontré cuatro.- se quitó la máscara.
- ¡Al fin! Pero… ¿sólo cuatro? Los que no resistieron, ¿cómo eran?
- No se distinguían bien, pero parecían tener algunos brotes ya.
- Extraño las siestas debajo de los tilos. Oyendo el viento entre las ramas. ¿Alguna vez tomaste tilo? Es tranquilizante. - se quitó los anteojos, se refregó la cara con lentitud.
- Mmm… no. Creo que vi algunas hojas secas cuando era muy chica. Nunca llegué a verlos vivos. Nací después del cataclismo, abuela.
- Cierto.
Mirna volvió a calarse los lentes y recordó el día del desastre ¿natural? También el día del nacimiento de Corina y el de la muerte de sus padres. Esa noche soñó que el planeta volvía a tener bosques. Corina ya no tenía que sembrar ni buscar árboles.
2 comentarios:
No sé si será el conjunto de los colores de fondo, si su orden armónico y cuidado o la relajante música de puerto de mar, que este blog me ha dado una sensación de calma, disipando tensión. Muy buena ;)
¡Muchas gracias, Guillermo! Me encanta que mi blog disipe tensiones sin saber bien cómo. ¡Volvé pronto! Saludos de año nuevo desde Bs. As. :-)
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